Confieso que los días de lluvia me súper encantan.
Porque no me peino, y no me importa.
Porque no me maquillo, y no me importa.
Porque me apetece el dulce como nunca, y me lo zampo sin rencores... sin remordimientos...
Porque me apetece poner música que nunca escucho.
Porque resurgen las viejas costumbres como llamar a una amiga por teléfono o hacer una salsa de tomate casera.
Porque me sigue gustando pisar los charcos.
Porque vengo a trabajar en pijama, y estoy taaan cómoda.



No hay comentarios:
Publicar un comentario